jueves, 10 de julio de 2008

Dilemas éticos del final de la vida



La definición de muerte es algo que nadie conoce a cabalidad, su significado varia según el pueblo y la cultura, pero lo que sí podemos decir es que es un tema y un proceso delicado y complejo, y a la vez absolutamente simple, ya que es el dejar el mundo material, lo físico, lo tangible, lo visual.

Vivir la muerte de un ser querido es unas de las etapas más traumáticas, dolorosos y difíciles de superar, especialmente la de un hijo, ya que la mayoría de los padres tiene contemplado morir antes que ellos, según un ciclo cronológico, también es difícil para los familiares cercanos, pues nadie los ayuda a superar este proceso de duelo, entendiéndose este como la respuesta a una pérdida o separación, es decir, es un “proceso de adaptación que conlleva mucho dolor y sufrimiento pero que abre la posibilidad subjetiva de reanudar vínculos”.

En términos generales durante el proceso del duelo se describen una multiplicidad de sentimientos, cogniciones y conductas más o menos típicas, entre los Sentimientos que se expresan durante duelo están: tristeza, rabia, culpa y auto reproche, ansiedad, soledad, fatiga, apatía, indiferencia, impotencia, anhelo, liberación, alivio, insensibilidad. Por lo que nuestra labor como profesionales de enfermería seria ayudar tanto al paciente como a la familia a vivir y sobreponerse en su proceso de duelo entregándoles las herramientas necesarias para ello.

Un punto muy importante de lo anterior son los cuidados al final de la vida, ya que el paciente moribundo también es un ser humano que merece vivir sus últimos momentos dignamente e íntegramente, es decir, que tienen tanto o más derecho, pues se encuentran en un estado de gran fragilidad, para dar estos cuidados de calidad al final de la vida la medida que se opta para tratar dignamente a estas personas moribundas son los cuidados paliativos y el tratamiento al dolor y sufrimiento. El dilema ético que está presente es cómo damos estos cuidados de calidad, ya que a veces se dice que ellos ya no sienten y por lo tanto son vulnerados su derecho de “morir sin el estrépito frenético de una tecnología puesta en juego para otorgar al moribundo algunas horas suplementarias de vida biológica”.

Hoy, para muchos, morir con dignidad significa decidir el momento de la muerte. En Europa, dado que cada vez es más común que las personas mueran en hospitales y no en sus casas, muchos llegan con un "testamento vital" en el cual dan instrucciones al médico acerca de cómo quieren que terminen sus vidas.



Una de las dudas más frecuentemente presentadas entre los profesionales de la salud con un paciente a punto de morir es si es o no conveniente y por sobretodo ético informarle acerca de su situación de salud. Toda persona tiene el derecho a disponer libremente de si misma (autonomía) y actuar acorde a los valores y principios que han regido su vida, por lo que tiene derecho a rehusar del tratamiento; esto se ve vulnerado, ya que no se toma en cuenta la decisión que pueda tener el paciente o su familia y a veces somos un poco egoístas y pensamos sólo prolongar su vida a costa de su calidad de vida.

Es por este motivo que existe el consentimiento informado, el cual es un proceso de permiso, información y comunicación entre el profesional de la salud y el paciente o su familia en donde se le informa acerca de su salud, sus posibilidades, los tratamientos a los que se pretende someter, y los riesgos y beneficios que tienen estos procedimientos para su salud; así este consentimiento informado, puede culminar con la autorización del paciente a las acciones o en el rechazo de estas.

De lo anterior se desprende un dilema y es el hecho de que el paciente tiene derecho a saber que va a morir, a veces a estos pacientes se les oculta esa información, ya sea por petición de la familia con el objetivo de no causarle algún daño o por simple omisión de los profesionales de la salud poniendo en juego el principio de no maleficencia, en donde se le está causando un daño a esa persona al omitir tal información porque quizás tiene pensado realizar otras actividades para disfrutar sus últimos momentos de vida o quizás tiene deseos que quisiera cumplir. Por otro lado la familia también esta vulnerando el principio de beneficencia, ya que al ocultar esa información no deja que el paciente haga lo que quiera en sus últimos momentos y con ello podría estar causando más daño aún. Aquí también se está transgredieno el principio de autonomía, porque al ocultarle la información y a pensar qué es mejor para él, se le está coartando la capacidad de decisión de qué quiere o desea hacer para disfrutar sus últimos días.

El comité de ética asistencial es una comisión consultiva e interdisciplinar, que se encuentra al servicio de los profesionales de la salud y de los usuarios. Fue creada para analizar y asesorar al personal en la resolución de los posibles conflictos éticos que se produzcan, cuyo objetivo es el de mejorar la calidad de dicha asistencia en salud.

Uno de sus objetivos fundamentales es el de respetar al máximo la legítima autonomía del enfermo, así como sugerir pautas de acción en casos difíciles, por lo que es sumamente importante tenerlo en cuenta en cuanto a prestar ayuda para aclarar como se continuará o que decisión tomar frente a esta problemática entre la familia y el derecho del paciente a ser informado.

Reflexión



El cuidado de enfermería de los pacientes con enfermedad terminal y/o moribunda abarca todos los aspectos de las necesidades psicosociales y físicas que puede presentar la persona. La intervención se centra en las manifestaciones psicosociales y el proceso de duelo, así como los cambios físicos asociados con la muerte. Es necesario saber prestar atención a lo que el paciente desea transmitir, mostrando un verdadero y especial interés por sus dolores, sufrimientos, dudas y dificultades. El prestar atención a los pacientes es una situación paciente-dependiente, pues cada uno de ellos tiene necesidades distintas, por lo que se deberá medir los límites y la forma de información que se le propicie.

El énfasis de la atención debe ser entonces el alivio del sufrimiento, control del dolor y manejo de síntomas asociados, además de promover una mejor calidad de vida para el paciente y su familia.

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