jueves, 10 de julio de 2008

Ensayo: ¿Drogas desechables para personas desechables?






Según la Real academia de la lengua española, la palabra “hombre”, proveniente del latín y significa: “Ser animado racional, varón o mujer”. Dentro del reino animal, y dentro de todos los seres vivos que habitan en el planeta, el hombre, es la única especie que cuenta con una neocorteza cerebral que lo hace un ser pensante, un ser capaz de analizar situaciones, decidir y reflexionar, debido a esta gran capacidad es que ha llegado tan lejos logrando avances tecnológicos, filosóficos y sociales en el mundo, pero esta misma capacidad que ha aportado tantos logros positivos ha enceguecido a algunos, ya que al conseguir tantos avances se sienten superiores a sus pares y se creen con el derecho de pasar a lleva sus derechos.

La industria farmacéutica ha obtenido grandes logros para corregir o mejorar enfermedades, pero como sabemos para verificar la eficacia de un medicamento este debe pasar por varias fases (1) entre las cuales incluyen la introducción del químico en seres humanos. A la hora de realizar una investigación en la que toman parte personas, se deben reunir una serie de condiciones básicas, que son el consentimiento informado y la privacidad, intimidad y anonimato de la información obtenida en dicho estudios.
La Declaración de Helsinki establece que el consentimiento debe ser "formalmente documentado y atestiguado"(2), lo más importante desde el punto de vista ético no es la obtención, sino el proceso por el que se obtiene. Este proceso debe contar con una serie de características fundamentales, en primer lugar se ha de suministrar la información suficiente, que debe ser comprendida por parte de la persona que tomará parte en el estudio, y, por último, ingresará en el mismo de manera voluntaria pudiendo abandonar la investigación en el momento que lo desee, sin ningún tipo de coacción por parte del organizador u otros miembros del mismo.

África, pobreza, SIDA, Compañías farmacéuticas, tuberculosis, bolsa de valores, falta de ética, consentimiento informado., muertes por efectos secundarios de medicamentos y compromiso humano son tan sólo algunas de los topicos de la novela El Jardinero Fiel, de John Le Carré, llevada al cine por Fernando Meirelles y protagonizada por Ralph Fiennes, Rachel Weisz. ¿Ficción o realidad? Los tópicos que introduce son serios y contingentes: en primer lugar, África como un lugar abandonado e indiferente para el resto del planeta; el papel que cumplen allí las grandes corporaciones, en este caso, la industria farmacéutica, con el consentimiento de los organismos internacionales, los gobiernos, etc.

Grabada y basada en la situación de Kenia, una región desértica plagada de enfermedades, entre ellas Tuberculosis y Sida donde el diario vivir consiste en la convivencia con la miseria bajo constante amenaza de de redadas y vandalismo. Kenia es solo una de las muchas naciones que combate constantemente contra la epidemia del SIDA entre otras muchas preocupaciones del área médica. El pueblo de Kenia espera mucho tiempo en grandes listas para recibir tratamiento médico, algunos de los cuales parecen ser un tanto dudosos para una joven activista llamada Tessa Quayle (Rachel Weisz). Luego de sus investigaciones, Tessa es encontrada muerta. Su esposo Justin, un tranquilo diplomático británico es repentinamente bombardeado con supuestos secretos que su esposa le estuvo escondiendo.

“El mundo es nuestra clínica”, “drogas desechables para personas desechables” y “no estamos matando a nadie que no hubiese muerto de cualquier forma” son las frases que utilizan en la película las compañías farmacéuticas de investigación para validar los distintos estudios que se pueden realizar en la población Africana, sin un consentimiento que refleje la verdadera voluntad de las personas, la cual debe estar basada en una correcta información sobre beneficios y riesgos a los cuales se expone al ser sometido a los tratamientos experimentales. Esto es el reflejo de lo que en la película ocurre al dejar sin opciones a las personas de elegir entre tratamientos y forzarlos a acceder solamente al tratamiento con Dipraxa, medicamento que tiene variados efectos adversos en su administración, destacando una alta mortalidad de pacientes y omitiendo toda esta información a la opinión pública.
Esta película es de aquellas en que entre la ficción y la realidad hay una delgada línea, entremezclándose constantemente, a tal punto de con frecuencia no saber si la ficción proviene de la realidad, o si esta es semilla de la ficción. Una película de dulce y amargo, donde por una parte encontramos una romántica historia de amor, y por otra, nos encontramos con la frialdad con la que son tratados muchos seres humanos que no tienen los recursos económicos y educacionales para comprender y negarse a los estudios en los cuales pueden participar, los cuales pueden generar mas daños a la salud que beneficios. Ellos son utilizados como verdaderos “conejillo de indias” en la prueba de nuevas drogas de experimentación pasando a llevar sus derechos humanos.
Se requiere de la regulación de una organización sanitaria con poderes legales las cuales no deben dejar de lado su ética enceguecidos por los beneficios económicos que estas investigaciones in medidas conllevan, LA ETICA NO SE COMPRA. Estas organizaciones deben velar por el cumplimiento de todos los derechos humanos en general y éticos en salud, así como también informar y educar a la población con respecto al tema, cuyo fin único sea resguardar el bienestar y la vida de las personas, sin pasar a llevar los derechos de nuestros pares en el intento de curas para las enfermedades, Sí PARES, porque a pesar de vivir situaciones distintas en cuanto a raza , economía, cultura todos somos PERSONAS con derechos y deberes, libres de decidir, TODOS somos seres racionales.

Quizás con mi opinión no voy a ser capaz de cambiar el mundo, lo cual seria un pensamiento muy utópico, pero puedo contribuir con un pequeño granito de arena cambiando las malas practicas desde mi quehacer profesional como futura enfermera, como enfermeras tenemos la labor de evitar abusos sobre nuestro pacientes , lo cual se encuentra explícitamente en el “código de ética” (3) debemos velar por el cumplimiento del consentimiento informado(educando qué es, para qué sirve, etc.), informando constantemente a nuestros pacientes sobre sus derechos.

Al hablar del consentimiento informado no solo nos referimos a lo que es investigación, también se da este en algunos procedimientos y cuidados de enfermería o cuidados paliativos. En esas instancias tendremos la oportunidad de actuar en el aspecto psicosocial, podemos brindar apoyo, disminuir la ansiedad, valorar el impacto que generan esas situaciones. Además debemos velar para que la información entregada sea la adecuada y por sobretodo que el paciente haya sido capaz de comprenderla.

Por esto es que considero que podemos realizar un cambio en estas injusticias, ya que el respeto por la vida, la dignidad y los derechos del ser humano son condiciones esenciales de la enfermería. No se debe hacer distinción alguna fundada en consideraciones de nacionalidad, raza, religión, color, edad, sexo, opinión política o posición social. Tenemos responsabilidad defender el cumplimiento de las normas manteniendo la ejecución del principalísimo (beneficencia, autonomía, no maleficencia, justicia) en cada actividad realizada.

Nadie es desechable, algunos a veces se encuentran incapacitado en ciertos aspectos, pero no por eso se debe abusar de esta condición e imponerse sobre ellos, todos tenemos derechos y deberes, nadie es superior al otro solo somos diferentes y tenemos que aprender a aceptar y respetar estas diferencias.

Quizás nunca podremos viajar a Africa directamente para detener estas grandes injusticias, pero podremos poner en practica la bioética en nuestra labor día a día, contribuyendo a disminuir las pequeñas injusticias que se vive a nuestro alrededor y para mi esto será efectivo porque si recordamos la teoría de sistemas LAS PARTES HACEN EL TODO.



No hay comentarios: